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UNA BALLENA, y muchos litros de leche.

  • Borja del Rey
  • 2 ene
  • 2 Min. de lectura

Una asesina con una criatura extraterrestre de fondo
Ingrid García-Jonsson en Una Ballena

Pues amigos, aquí ha llegado el gran momento de esta edición: ¡el premio Cenicero 2024! (si no sabes qué es el premio Cenicero no os perdáis sus orígenes aquí)


Si no sabéis qué es este premio, os aconsejo leer este artículo; os adelanto que yo no estaría contento de recibirlo.


Una ballena... pfff, ¿qué deciros? Siendo directo y totalmente irrespetuoso, es el mayor chasco de esta edición, de las películas que hemos visto, claro.


La película se llama así, supongo, que por algún motivo que no sabemos, pero para el espectador el título se debe a que en un momento aparece una ballena muerta. Y luego esta ballena... pues nada, no pasa nada con esta ballena, como con el resto del demasiado largo metraje.


El guion nos presenta a una asesina a sueldo extremadamente eficiente que tiene una pinta y forma de actuar muy raras. A medida que avanza la trama, vas entendiendo que tiene algún tipo de conexión con un ente de otra dimensión o planeta que nunca termina de verse bien (excepto por un dibujo en una pared). Se suponen algunas cosas que no se cuentan y, sobre todo, se esperan cosas que nunca suceden.


Creo ver alguna referencia a H.P. Lovecraft y quizás algún intento muy fallido de hacer terror cósmico. La película es un sinsentido en su totalidad, y uno puede incluso sentirse engañado si se compara lo que dice la sinopsis con lo que se proyecta.


Ingrid García-Jonsson es la asesina extraña con conexiones interplanetarias y un delfín flotante con un tentáculo colgante. Viste de negro, con gorro de piscina negro, y por cada asesinato su cabeza segrega un líquido blanco que no sabemos qué es, pero que tiene unas propiedades muy especiales, aunque poco o nada se explica de él. Esta especie de leche parece ser finalmente el centro de toda la historia, y no se sabe si la ballena muerta tiene algo que ver o si es el animalejo alienígena el que está eyaculando a través de las estrellas.


Ella no lo hace mal; hace lo que puede con lo que le han dado. No se le puede pedir más cuando se pasa minutos y minutos sin hablar y sin casi música ni sonidos que la acompañen. Cero emociones, ni frío ni calor, más allá del fresquito que se supone debe hacer en la Galicia portuaria que nos muestran en pantalla sin casi hablarnos de ella.


Pablo Hernando, el director, creo que no nos ha sabido transmitir su mensaje. Quizás la película se estrene en Blu-ray con comentarios del director de fondo. Si es así, le pido que nos explique el tema del baúl de leche desnatada y también, de paso, qué sentido tiene el personaje de Kepa Errasti, que aporta a la historia lo mismo que un contenedor de barco de esos que se ven de fondo.

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