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LA DAMNÉE, maldita claustrofobia

  • Borja del Rey
  • 12 nov 2024
  • 2 Min. de lectura
Lina El Arabi en su papel de Yara en La Damnée
Lina El Arabi en su papel de Yara en La Damnée

Empezamos el Terrormolins 2024 con el estreno de La Damnée, película francesa dirigida por Abel Danan, un jovencísimo director que debuta con su primer largometraje. Está protagonizada, casi en solitario, por Lina El Arabi, y tengo que decir que su papel es remarcable.


Según explicó el propio director en un vídeo enviado a la organización del festival y compartido con quienes asistimos a la inauguración, el filme pretende recuperar la esencia del cine de miedo más clásico, sin llegar a ser terror. Con esta premisa, realizamos los estiramientos oportunos para estar listos para una sesión de scare jumping.


En La Damnée (“La maldita”), Yara, una joven estudiante de origen marroquí, es aceptada en una universidad de París y se traslada a un piso típico de gran ciudad, una caja de cerillas, vamos. Al poco de llegar a la capital francesa, explota una gran pandemia que no se llama COVID, pero como si lo fuera, y la muchacha debe quedarse confinada en su pisito.


A partir de ese momento, empiezan a suceder fenómenos extraños que se mezclan con alucinaciones y revelaciones de un pasado oscuro, que a su vez desvela secretos familiares y artes oscuras. Todas las escenas suceden en el apartamento, donde el decorado más externo es el rellano frente a la puerta de entrada. Esto da una sensación de claustrofobia que se acentúa a medida que la historia se tensa.


Yara intentará por todos los medios demostrarse a sí misma que no está loca, aunque cuesta creer que no lo esté, mientras intenta dar sentido a las visiones y lucha con una bruja, responsable de los dos o tres saltitos que nos hace dar la película.


Queda a la interpretación de cada uno decidir si las situaciones paranormales que vive Yara son fruto de su imaginación o si las experimenta realmente. Personalmente, no creo que sea lo importante; creo que Danan nos quiere hacer sentir, aunque sea un poquito, lo que pudieron vivir algunas personas durante la pandemia de 2020. Soledad, nerviosismo, incertidumbre, desesperación y agonía son algunos de los adjetivos que podrían servir en ambos casos. Obviamente, todo esto llevado a un extremo surrealista.


También puede ser que no haya entendido nada de nada, aunque de eso va el cine: intentar transmitir cosas al espectador sin decir directamente qué quieres que sientan. Abrir la puerta a que cada cual sienta lo que quiera o pueda.

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