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DANGEROUS ANIMALS, más bolsas de sangre, por favor!

  • Borja del Rey
  • 11 ago
  • 3 Min. de lectura
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Sí, lo sé. Han pasado meses desde nuestra última publicación. Entre unas cosas y otras, hemos estado bastante ocupados y no hemos podido dedicarnos al blog como nos gustaría. Pero aquí estamos de nuevo, con las pilas cargadas y listos para seguir hablando de cine, de ese que nos gusta y nos sorprende.


Para empezar a coger ritmo para lo que se viene a partir de septiembre, el equipo de TxP al completo nos teletransportamos al preestreno de Dangerous Animals en los míticos Cines Verdi de BCN. Impulsada por el Sitges Film Festival, la sesión abrió con la “charleta” de Àngel Sala, quien dejó caer que la cinta podría haberse presentado en la próxima edición del festival si su fecha de estreno no lo hubiera impedido. Sin duda, es una película a la que le hubiese sentado bien pasarse por una de las salas de Sitges. Más aún si tenemos en cuenta que Jaws cumple 50 años y esta película va de tiburones.


La película está dirigida por el australiano Sean Byrne, desconocido para las masas, e interpretada por un elenco de también desconocidos actores, salvo por la aparición de Jai Courtney (Suicide Squad). Aunque, si os digo que los productores son los de Longlegs y The Monkey, la cosa ya os suena más, ¿verdad? Las interpretaciones no van a dar demasiado que hablar; sin embargo, creo que tanto Hassie Harrison como Zephyr, en el papel protagonista, y Jai Courtney dejan destellos de mucha calidad en gran parte del metraje.


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Aunque es verano y Tiburón cumple medio siglo, los tiburones no son los protagonistas. No nos engañemos. Sin hacer demasiado spoiler, podríamos decir que estos son el arma del delito. Creo que Byrne consigue dar, con este enfoque, un aire de terror que pega mucho más con las películas de asesinos en serie que con las de animales que matan por placer. Desde mi punto de vista, todo un acierto.


Y no se puede negar que la película es entretenida. En sus 93 minutos de duración tiene un ritmo más o menos constante, con frenazos y acelerones momentáneos. No obstante, creo que hay momentos que no favorecen al ritmo o que, sencillamente, hacen que te plantees, en directo, si esta o aquella escena debería ser distinta. Claro, pero esto ya va a gustos. Creo que algunas bolsas más de sangre habrían aportado más que ciertos giros de los regiros. Ceñirse más a un terror puro y atreverse a haber terminado la película de una forma, digamos, menos predecible. Menos topicazo, si se quiere… llega a parecer que el director ha reprimido algunas ideas extremas, ya sea por voluntad propia o por exigencia de quien pone la pasta.


En el apartado visual, la película cumple. El paisaje ayuda mucho, por supuesto. Se han incluido ciertas escenas que le dan un aire a documental muy acertado. Aunque, sin duda alguna, la mejor escena de la película es un primer plano muy bien trabajado por Harrison que incluye unas esposas y una mano… y no me tiréis de la lengua.


En definitiva, no es la típica película de domingo por la tarde. No se la pongáis a menores porque igual los traumatizáis. Tampoco es una película de tiburones que vaya a ser recordada por mucho tiempo. Es, simple y llanamente, una película independiente australiana aceptable, entretenida y bastante festivalera.

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