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A REAL PAIN, una interpretación realmente excepcional

  • Borja del Rey
  • 22 may
  • 2 Min. de lectura
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Casi siempre valoramos las películas por su falta o exceso de contenido, de sensaciones. Muchos efectos, bien. Pocos sucesos, mal. Caemos en juzgar la cantidad y un poco menos por la calidad. Pero claro, con poca cantidad de escenas en las que PASEN cosas todo se reduce a un único aspecto, las interpretaciones.


En A Real Pain, Jesse Eisenberg orquestra muy bien y muy poco. Creo que si tuviese que ponerle un adjetivo a su labor como director este sería Inteligente. Por que Eisenberg supo que si quería que la película tuviese éxito tenía que dejar que uno de sus personajes principales fuese el pilar sobre el que giraría y se sostendría todo el proyecto. Y para eso, que no es poco, puso a Kieran Culkin y le dijo, haz lo que te de la gana.


A Real Pain, como decía, está dirigida por Jesse Eisenberg y coprotagonizada por Kieran Culkin y el propio Eisenberg. La película es un relato repleto de emociones que nos explica el viaje de dos primos, David Kaplan y Benji Kaplan, que deciden visitar la Polonia natal de su abuela recién fallecida. Con ello los Kaplan quieren conectar con sus raíces mientras aprenden y comprenden un poco más sobre lo que sucedió en el país cuando su abuela tuve que ir durante el Holocausto.

La idea que tienen es realizar un tour en grupo para visitar los parajes más emblemáticos y trascendentes de la época más oscura de la sociedad polaca, y esto rápidamente se convierte en un viaje emocional que realizaremos los espectadores junto con los personajes.


En el largometraje no suceden muchas cosas en el sentido de escenas memorables que van a recordarse durante mucho tiempo. Para mí hay dos grandes escenas que son el contraste absoluto y absurdo del turismo alrededor del Holocausto. Una de ellas es pura sátira y la otra es de una belleza y crudeza que pone la piel de gallina (si queréis descubrirlas ya sabéis qué hacer).


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El resto de la película, con permiso del correcto Eisenberg, podríamos decir que es de Kieran Culkin. El actor transmite una locura emocionante y una sensibilidad extrema desde la piel de un hombre traumatizado y avergonzado de su pasado. Perseguido por los errores del pasado y con la seguridad de estar totalmente loco. Todo lo que siente lo sientes con él.

Era una de nuestras apuestas, y de la mayoría, para ganar el Oscar a Mejor Actor de Reparto en la última ceremonia y, esta vez, los votantes no nos fallaron.



No voy a decir que es la mejor película que he visto en 2024, no lo es. Pero sí es una de esas películas que estás contento de haber visto. De esos momentos en los que piensas que haber tragado tanta película mala vale la pena, porque a veces te pones a ver cintas que no sabes por dónde van a salir y muchas veces terminas cuestionando tu propia existencia. Pero otras, otras veces das gracias a quien mueva los hilos por habernos regalado este arte que es el cine y nos deje ser testigos de interpretaciones de este calibre.


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