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Muy lejos…Molt lluny

  • Pepo Nágera
  • 30 abr
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 24 may


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Hay películas que no necesitan explicar demasiado. Que no giran en torno a una gran revelación ni buscan impactar con giros inesperados. Muy lejos de Mario Casas, presentada en la Sección Oficial del Festival de Málaga 2025, es una de esas historias contenidas, silenciosas y profundamente humanas que se cuecen a fuego lento. Y, sin embargo, ha terminado dejando una huella imborrable.


Dirigida por Gerard Oms, siendo su debut en el largometraje del director barcelonés, se desmarca con una narrativa minimalista y un tono introspectivo que se apoya más en los silencios que en los diálogos, dejando que la cámara observe sin juzgar, sin subrayar, sin necesidad de explicar lo que ya se siente.


Gerard Oms, de 41 años, ha sido durante años un destacado coach de actores, colaborando en películas como No matarás y Seis días corrientes. Su experiencia como coach le ha permitido desarrollar una sensibilidad especial para dirigir interpretaciones íntimas y auténticas. Muy lejos es una obra profundamente personal, inspirada en una crisis vital que Oms experimentó durante la recesión de 2008 .


La gran sorpresa, eso sí, es Mario Casas. Su nombre ya no levanta cejas entre los escépticos del cine español: hace tiempo que viene demostrando que tiene mucho más que ofrecer que el físico con el que debutó en el star system nacional. Pero aquí va un paso más allá. Con una interpretación profundamente contenida, Casas construye a un personaje que carga con una herida invisible, un tipo que decide marcharse, sin destino claro, como si solo alejarse ya fuera en sí mismo una forma de sobrevivir. Lo importante no es por qué se va. De hecho, la película ni siquiera se preocupa en contárnoslo. Lo importante es lo que ocurre después: la desconexión, el silencio, la búsqueda de algo —lo que sea— que le devuelva un poco de sentido a todo.


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Su trabajo en esta película contrasta fuertemente con su participación en Escape (2023) de Rodrigo Cortés, una cinta ambiciosa y mucho más exigente en términos narrativos, donde Casas pasó casi desapercibido. No porque estuviera mal, sino porque el guion y el tono general no terminaban de permitirle brillar. En Muy lejos de Mario Casas, en cambio, todo está a su servicio: la cámara lo sigue, lo respeta, le da espacio. Y él responde con la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha. Es un Mario Casas que no necesita hablar para comunicar, que encuentra fuerza en lo frágil, que logra transmitir con una simple mirada o con la forma en la que se sienta frente a una taza de café.




El jurado del Festival de Málaga lo reconoció con el premio a Mejor Actor ex aequo, compartido con Álvaro Cervantes, en una decisión que habla de la diversidad de registros que ofrece el cine español actual. Casas brilla no por exceso, sino por contención. No por dramatismo, sino por verdad.


Muy lejos de Mario Casas no necesita tramas complejas ni grandes revelaciones. Es una película sobre el silencio, la pérdida, la soledad. Sobre lo difícil que es volver a empezar cuando uno ya no sabe cómo. Y sobre cómo, a veces, marcharse es la única forma de seguir adelante.


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Lejos del Mario Casas que muchos aún recuerdan, esta película lo muestra, por fin, en su forma más honesta. Y paradójicamente, es así —muy lejos— como lo sentimos más cerca que nunca.



1 comentario


Maria
30 abr

Después de leer la reseña me entran muchas ganas de verla ☺️

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